jueves, 9 de octubre de 2014

COMPETITIVIDAD DEL FRIJOL MEXICANO FRENTE AL DE ESTADOS UNIDOS EN UN CONTEXTO DE LIBERALIZACIÓN COMERCIAL
Para México, el frijol, junto con el maíz, representa toda una tradición productiva y de consumo; cumple diversas funciones alimentarias y socioeconómicas que le han permitido trascender hasta la actualidad. Es un cultivo estratégico, ya que ocupa el segundo lugar en superficie, con un promedio de 1.87 millones de hectáreas sembradas. De 2003 a 2005, la cosecha promedio fue de 1.3 millones de toneladas, con un valor de 7.5 mil millones de pesos (Secretaría de Agricultura, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación, SAGARPA; Sistema de Información Agropecuaria de Consulta, SIACON 2006). Esta leguminosa tiene gran importancia social, porque 570 mil personas se dedican y viven de ella, con un promedio de cinco hectáreas por agricultor y destinan cerca 20 por ciento de la cosecha para autoconsumo. Además, genera 78 millones de jornales al año (SAGARPA, SIACON 2006). El proceso de producción en campo demanda en promedio 35 jornales por hectárea y en ello participa 71 por ciento de los integrantes de las familias involucradas, lo que constituye una forma muy importante de autoempleo (Serrano 2004, 3). Es por ello que la mayor repercusión social de la liberalización comercial en 2008 está en el cultivo del frijol.
Prácticamente, la leguminosa crece en todos los estados de la república y aunque 66 por ciento del total se obtiene en el norte y noroeste, también se siembra en las regiones centro y costeras del país, entre otras razones por la amplia capacidad de adaptación de la planta a climas diferentes; puede cultivarse desde altitudes de casi cero hasta 2 700 metros sobre el nivel del mar.
Este grano ha sido básico en la dieta de la población mexicana, especialmente en la de medianos y bajos recursos, tanto en zonas rurales como urbanas, con un consumo anual per cápita de 12.5 kilos (FAO*; FAOSTAT** 2006b). Su importancia alimenticia radica en una aportación de grandes cantidades de proteína y fibra. Se menciona que el frijol es un alimento casi "perfecto", pues es nutritivamente rico por su contenido de ácido fólico, fibra alimenticia y carbohidratos (Klapp 2007, 3).
En los últimos años, los productores mexicanos de frijol han enfrentado diversos problemas que han repercutido en una reducción de su rentabilidad y competitividad, en relación con su principal socio comercial, Estados Unidos. Por ejemplo, el rendimiento nacional promedio de 2003 a 2005 fue de 0.646 toneladas por hectárea (t/ha) (SAGARPA; SIACON 2006), que representa menos de la mitad del obtenido por los estadounidenses, de 1.8 t/ha en promedio en el mismo lapso (United  States  Department of  Agriculture, USDA–Economic  Research  Services, ERS 2006). Aunado a lo anterior, los costos en México son altos, y los agricultores enfrentan un deterioro continuo de los precios reales del grano. Entre 1980 y 2005, el índice de precios de insumos creció a una tasa promedio anual de 30.44 por ciento, mientras que el de precios al productor decreció en 2.1 (Banco de México 2005), y los rendimientos apenas aumentaron 0.4 (SAGARPA; SIACON 2006), lo que implica una reducción en la rentabilidad.
Por otra parte, las importaciones de esta leguminosa se han incrementado recientemente y se espera que continúe esta tendencia, debido a que a partir del 1 de enero de este año quedó sin el arancel–cuota que había mantenido en el marco del TLCAN. México actualmente es el sexto país comprador en el mercado internacional y Estados Unidos su principal abastecedor (FAO; FAOSTAT 2006a), lo que refleja también una reducción de la competitividad nacional.
Un problema adicional es la comercialización; la desaparición de los esquemas estatales de la Compañía Nacional de Subsistencias Populares (CONASUPO) dejó un vacío en la fijación del precio y la regularización del mercado (De Ita 2000, 119–121).
Sin embargo, a pesar de la pérdida de rentabilidad en las unidades de producción, aunada al incremento de los volúmenes de importación y la desregulación del mercado, no existen estudios recientes que investiguen de manera precisa los problemas sustanciales en dicho cultivo.
  

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